Enclavado en el pintoresco entorno del Bajo Aragón-Caspe, el municipio de Caspe ofrece un abanico de atractivos que cautivan a quienes lo visitan. Su privilegiada ubicación a orillas del río Ebro lo convierte en un destino predilecto para los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre. El río Ebro, que serpentea majestuosamente a través de su territorio, no solo proporciona un escenario impresionante, sino también oportunidades para la pesca deportiva, el piragüismo y la observación de aves.
Uno de los lugares más emblemáticos de Caspe es el embalse de Mequinenza, un vasto lago artificial que se extiende a lo largo del curso del río Ebro. Este embalse es un paraíso para los pescadores, que encuentran aquí una amplia variedad de especies, incluidos lucios, carpas y siluros, convirtiéndolo en un destino de renombre internacional para la pesca deportiva. Además, el embalse ofrece la oportunidad de practicar deportes acuáticos como el windsurf, la vela y el esquí acuático, así como de disfrutar de relajantes paseos en barco.
Los amantes del senderismo y la naturaleza encontrarán en la sierra de Caspe un escenario perfecto para explorar. Esta cadena montañosa, que se extiende al sureste del municipio, ofrece una variedad de rutas y senderos que serpentean entre bosques de pinos y encinas, proporcionando vistas panorámicas espectaculares de los alrededores. En lo más alto de la sierra se alza el pico Atalaya, que ofrece una vista panorámica incomparable de la región circundante, convirtiéndolo en un destino popular para los excursionistas y aficionados al alpinismo.
Otro punto de interés natural es la sierra de Vizcuerno, un macizo montañoso situado al noreste de Caspe. Esta área protegida es hogar de una rica biodiversidad, con una gran variedad de flora y fauna autóctonas. Los visitantes pueden recorrer sus senderos y descubrir cascadas, cuevas y formaciones rocosas impresionantes, así como disfrutar de la tranquilidad y la serenidad que ofrece este entorno natural.
En el ámbito cultural y arquitectónico, Caspe cuenta con un rico patrimonio histórico que refleja su pasado milenario. La Colegiata de Santa María la Mayor de Caspe, construida en el siglo XIV en estilo gótico, es uno de los monumentos más destacados de la localidad. Con su imponente fachada y su interior ricamente decorado, la colegiata es un testimonio del esplendor arquitectónico de la época medieval.
El Mausoleo de Miralpeix, de origen romano, es otro vestigio del pasado histórico de Caspe. Este monumento funerario, construido en el siglo I d.C., alberga los restos de una importante familia romana y constituye un testimonio único de la presencia romana en la región.
Las ermitas también forman parte del rico patrimonio religioso de Caspe. La ermita de Santa María de Horta, del siglo XII, es un ejemplo destacado de la arquitectura románica aragonesa, con su sencillez y sobriedad características. La ermita de Santa Quiteria, por su parte, data del siglo XVII y es un lugar de devoción popular, especialmente durante las festividades religiosas.
Otras ermitas destacadas incluyen la ermita de la Magdalena, del siglo XVIII, con su impresionante fachada barroca, y la ermita de San Indalecio, también del siglo XVIII, ubicada en el pintoresco Barrio de La Muela.
El casco urbano de Caspe también alberga joyas arquitectónicas, como el imponente castillo palacio de Baylío, que data del siglo XIV y que fue residencia de la nobleza aragonesa durante siglos. La Plaza Mayor, con su animado ambiente y sus edificios históricos, es el corazón de la vida social y cultural de la ciudad, mientras que la Torre de Salamanca, con su elegante silueta, y la Plaza San Roque, con su encanto tradicional, completan el paisaje urbano de Caspe.
Caspe emerge como un destino turístico cautivador en la provincia de Zaragoza, ofreciendo una experiencia enriquecedora que combina la belleza natural de sus paisajes con un legado histórico y cultural impresionante.