Oviedo, la capital de Asturias, es una joya histórica y cultural que ofrece una rica mezcla de patrimonio arquitectónico, belleza natural y una vibrante vida urbana. Este destino encantador combina la majestuosidad de sus monumentos históricos con la serenidad de sus paisajes naturales, ofreciendo a los visitantes una experiencia completa y memorable.
En el corazón de la ciudad se encuentra el Casco Histórico de Oviedo, un laberinto de calles empedradas y plazas encantadoras que invitan a explorar el pasado de la ciudad. La Plaza de la Catedral, el centro neurálgico de Oviedo, alberga la majestuosa Catedral de Oviedo, un imponente ejemplo de arquitectura gótica que domina el horizonte con su elegante fachada. Este templo no solo es un lugar de culto, sino también un símbolo de la rica herencia espiritual de la región. La Cámara Santa, ubicada dentro de la Catedral, es un tesoro de la historia y la arquitectura que ha sido reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Este lugar sagrado alberga valiosas reliquias y documentos que ofrecen una ventana a la historia medieval de Asturias.
Un breve paseo desde la Catedral lleva a la Plaza del Fontán, una encantadora plaza rodeada de edificios históricos y vibrantes mercados, donde los visitantes pueden sumergirse en la vida cotidiana de Oviedo y disfrutar de la atmósfera local.
El Museo de Bellas Artes de Asturias, situado en la Calle Santa Ana, es otro destacado de la ciudad, ofreciendo una impresionante colección de arte que abarca desde obras clásicas hasta contemporáneas. Este museo es un punto de referencia cultural que destaca la rica tradición artística de Asturias.
A las afueras del centro urbano de Oviedo, el Monte Naranco y el Pico Escobín se erigen como destinos ideales para los amantes de la naturaleza y el senderismo. El Monte Naranco, con su imponente altura y entorno protegido, no solo ofrece un respiro de la vida urbana, sino que también se convierte en un paraíso para los entusiastas del senderismo. Los senderos serpentean a través de sus bosques y colinas, brindando a los visitantes la oportunidad de disfrutar de vistas panorámicas que abarcan desde la ciudad de Oviedo hasta los horizontes lejanos de las montañas circundantes. Además de su atractivo natural, el Monte Naranco alberga la Iglesia de Santa María del Naranco, una joya del prerrománico asturiano construida en el siglo IX. Este magnífico edificio, con sus formas sencillas pero elegantes, es un testimonio del esplendor de la arquitectura medieval y ofrece a los visitantes un vistazo a la riqueza histórica y cultural de la región.
En el entorno rural, el Puerto de Angliru se destaca como un desafío emocionante para los ciclistas que buscan superar una de las rutas más exigentes de la Sierra del Aramo. Conocido por sus empinadas pendientes y sus desafiantes curvas, el Puerto de Angliru es famoso entre los aficionados al ciclismo por ser una prueba de resistencia y habilidad. Cada año, este icónico puerto atrae a ciclistas de todo el mundo que buscan enfrentar su desafiante terreno y disfrutar de la sensación de logro al conquistar sus difíciles ascensos. La ruta ofrece unas vistas espectaculares del paisaje montañoso y de la vasta campiña asturiana, haciendo que el esfuerzo valga la pena. Además, la atmósfera única de este lugar, con su aire fresco de montaña y su tranquilidad, convierte cada ascenso en una experiencia memorable para aquellos que se aventuran a superar sus retos.
El patrimonio arquitectónico de Oviedo es igualmente notable con monumentos como la Iglesia de San Tirso, un ejemplo destacado del estilo románico, y el Palacio de Velarde, una elegante construcción barroca del siglo XVIII que refleja el esplendor de la aristocracia local. El Monasterio de San Vicente, fundado en el siglo XVI, y el Monasterio de San Pelayo, con su barroco del siglo XVII, son testamentos de la influencia religiosa y cultural en la ciudad. La Iglesia de San Isidoro, construida en el siglo XVII, añade otra capa de profundidad al patrimonio religioso de Oviedo.
La Universidad de Oviedo, fundada en el siglo XVI, es un símbolo de la tradición académica de la ciudad y contribuye a su vibrante vida estudiantil. El Teatro Campoamor, inaugurado a finales del siglo XIX, sigue siendo un importante centro cultural para la música y las artes escénicas.
El Palacio de Congresos, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava, aporta un contraste moderno con su innovador diseño y su papel como centro de eventos y conferencias.
En cuanto a las joyas escondidas de Oviedo, la Fuente de Foncalada y el Acueducto de los Pilares son dos tesoros históricos que revelan la rica herencia cultural de la ciudad. La Fuente de Foncalada, un monumento prerrománico que data del siglo IX, destaca por su excepcional conservación y su diseño arquitectónico distintivo. Este antiguo sistema de abastecimiento de agua, con sus columnas y arcadas, es un ejemplo único de la ingeniería hidráulica medieval asturiana. La fuente no solo servía una función práctica en su época, sino que también es un testimonio de la sofisticada habilidad técnica y artística de los constructores prerrománicos. Visitar la Fuente de Foncalada es adentrarse en la historia temprana de Oviedo y apreciar la ingeniería que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Por su parte, el Acueducto de los Pilares, situado en la calle Los Pilares, es una impresionante estructura medieval que refleja la importancia del suministro de agua en la vida cotidiana de la ciudad durante la Edad Media. Este acueducto, con sus arcos robustos y su construcción sólida, es un ejemplo notable del ingenio y la funcionalidad de la arquitectura medieval. Aunque gran parte del acueducto ha sido restaurado y preservado, su imponente presencia sigue evocando la historia de una época en la que los sistemas de abastecimiento de agua eran cruciales para el desarrollo urbano.
No menos significativo es el Palacio de Camposagrado, un espléndido ejemplo de barroco tardío del siglo XVIII, que se alza en el corazón de Oviedo con su elegante diseño y su grandiosidad. Este palacio, con su fachada ornamentada y sus detalles arquitectónicos refinados, es un testimonio del esplendor y la opulencia de la aristocracia asturiana de la época. Sus salones decorados y sus jardines bien cuidados brindan una visión fascinante de la vida en el siglo XVIII, y su presencia continúa siendo un símbolo de la riqueza cultural y arquitectónica de Oviedo.
El Palacio de Ferrera, otro magnífico edificio barroco, también destaca en el panorama arquitectónico de la ciudad. Construido en el siglo XVII, el Palacio de Ferrera es conocido por su fachada imponente y su interior decorado con detalles elaborados que reflejan el gusto por el lujo y la sofisticación de la época. Este palacio, con su historia rica y su diseño impresionante, sirve como un recordatorio del esplendor de las épocas pasadas y de la importancia de la arquitectura barroca en la configuración del paisaje urbano de Oviedo. Cada rincón del Palacio de Ferrera ofrece una ventana al pasado y una oportunidad para admirar el arte y la arquitectura de uno de los períodos más fascinantes de la historia de la ciudad.
En la Calle Milicias Nacionales, los visitantes encontrarán una estatua de Woody Allen, un homenaje inesperado a uno de los directores de cine más icónicos, que refuerza la conexión cultural de Oviedo con el mundo del arte y el entretenimiento.
Con su mezcla de historia, arquitectura, cultura y belleza natural, Oviedo se presenta como un destino que ofrece una experiencia rica y variada para todos aquellos que buscan explorar una de las ciudades más fascinantes de Asturias.