Castrillón, un encantador concejo situado en la costa del mar Cantábrico en Asturias, es un destino turístico que combina a la perfección la belleza natural de sus playas y paisajes con una rica herencia histórica y cultural. Este concejo ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la autenticidad asturiana, disfrutando tanto de su impresionante litoral como de sus pintorescas localidades.
La localidad costera de Piedras Blancas es el corazón administrativo y comercial de Castrillón. Aquí, se erige la Iglesia de Santa María, un hermoso ejemplo de arquitectura del siglo XX que destaca por su estilo sobrio y elegante. Esta iglesia es un lugar de referencia para los habitantes de la localidad, y su presencia majestuosa añade un toque de serenidad al ambiente urbano. Piedras Blancas es un punto de partida ideal para explorar el concejo, ofreciendo una combinación de servicios modernos y el encanto tradicional de Asturias.
A poca distancia de Piedras Blancas se encuentra la población de Salinas, una de las joyas costeras de Castrillón. Salinas es conocida por sus impresionantes playas, que atraen a surfistas y amantes del mar de todas partes. La Playa de San Juan de Nieva, ubicada en Salinas, es un lugar tranquilo donde las olas se rompen suavemente en la orilla, ideal para paseos relajantes o para disfrutar de la brisa marina. Por otro lado, la Playa de Salinas es un paraíso para los surfistas, con olas perfectas que desafían tanto a principiantes como a expertos. Esta playa, extensa y abierta, es también un lugar ideal para disfrutar de un día de sol en familia o para dar largos paseos por la arena.
En Salinas, no se puede dejar de visitar el Museo de Anclas Philippe Cousteau, un espacio dedicado a la memoria del famoso explorador marino y que rinde homenaje a la navegación y al mar. El museo, al aire libre y situado frente al mar, cuenta con una impresionante colección de anclas de diferentes épocas y procedencias, que narran la historia de la navegación a través de los siglos. Desde el Mirador del Museo de Anclas, se pueden admirar vistas espectaculares del mar Cantábrico y de la costa asturiana, un lugar perfecto para reflexionar sobre la fuerza y la belleza del océano.
El concejo de Castrillón no solo se destaca por su impresionante paisaje costero, sino también por su riqueza histórica y cultural, que se manifiesta en diversos lugares de gran interés. Entre ellos, la iglesia de San Miguel de Quiloño es una verdadera joya oculta. Esta iglesia, con su arquitectura tradicional, es un testimonio del fervor religioso que ha marcado la vida de los habitantes de la región durante siglos. Construida en un estilo que refleja las corrientes arquitectónicas locales, San Miguel de Quiloño es un ejemplo claro de la simplicidad y elegancia del arte religioso asturiano. Sus muros de piedra, su campanario esbelto y su interior sereno invitan a la reflexión y al recogimiento, transportando a los visitantes a una época en la que la iglesia era el centro de la vida comunitaria. Aquí, en este rincón apacible, se puede sentir la conexión con las generaciones pasadas, que acudían a este lugar sagrado para buscar consuelo y guía espiritual.
A poca distancia de esta iglesia, se encuentran las evocadoras ruinas del Castillo de Gauzón, un lugar que nos habla de los tiempos en que Asturias era un territorio en constante defensa. Este castillo, construido en una posición estratégica con vistas al mar, desempeñó un papel crucial en la protección de la costa asturiana durante la Edad Media. Aunque hoy en día solo quedan vestigios de su antigua grandeza, las ruinas del Castillo de Gauzón siguen siendo un poderoso recordatorio de la historia de resistencia y fortaleza que define a esta región. Caminar entre sus restos es una experiencia cargada de misterio, que despierta la imaginación y nos lleva a pensar en los caballeros y guerreros que una vez defendieron estas tierras. La vista desde el castillo, con el mar Cantábrico extendiéndose en el horizonte, añade una capa adicional de dramatismo a este sitio histórico, convirtiéndolo en un lugar imprescindible para quienes desean comprender la historia de Castrillón y de Asturias en su conjunto.
La iglesia de San Martín de Laspra es otro tesoro arquitectónico que Castrillón ofrece a sus visitantes. Este templo, con su encanto rústico, es una expresión pura de la espiritualidad y la vida rural asturiana. Situada en un entorno sereno, rodeada de verdes prados y montañas suaves, la iglesia de San Martín de Laspra se erige como un símbolo del arraigo de la fe en las comunidades locales. Su construcción, que ha resistido el paso del tiempo, refleja el estilo arquitectónico de la región, con detalles que hablan de la maestría de los artesanos que la erigieron. Al visitar esta iglesia, se puede apreciar no solo su valor artístico, sino también su significado cultural y social. Aquí, en este espacio sagrado, se han celebrado innumerables ceremonias que marcan los hitos de la vida comunitaria: bautizos, bodas y funerales que han tejido la historia de la gente de Laspra. La iglesia de San Martín es más que un edificio; es un testimonio viviente de las tradiciones que han dado forma a esta comunidad, y una visita a este lugar ofrece una comprensión más profunda de la identidad asturiana.
El litoral de Castrillón es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza, con una serie de playas que destacan por su belleza natural y su tranquilidad. La Playa de El Cuerno, con su entorno salvaje y su arena dorada, es un rincón perfecto para quienes buscan un lugar alejado de las multitudes. La Playa de Bahínas, rodeada de acantilados y vegetación, ofrece un paisaje espectacular que invita a la contemplación y a la desconexión. Por su parte, la Playa de Requesinos es conocida por su ambiente sereno, ideal para un día de relax en contacto con la naturaleza.
Los miradores de Castrillón ofrecen vistas incomparables de la costa asturiana. Desde el Mirador de Bayas, se puede contemplar una vista panorámica de la costa, donde el mar se encuentra con la tierra en una danza eterna. Este mirador es un lugar perfecto para disfrutar de una puesta de sol o para simplemente dejarse llevar por la inmensidad del paisaje.
Otro de los tesoros naturales de Castrillón es la Gruta de Arbedales, ubicada en la parroquia de Moire. Esta cueva, con sus formaciones geológicas y su atmósfera mística, es un lugar fascinante que atrae a espeleólogos y amantes de la naturaleza por igual. La gruta es un testimonio de la complejidad y la belleza del subsuelo asturiano, ofreciendo una experiencia única para quienes se aventuran a explorarla.
Para quienes disfrutan de actividades al aire libre, el Área Recreativa de Pinos Altos es un lugar perfecto para pasar el día. Este espacio natural ofrece una combinación de senderos, zonas de picnic y miradores, lo que lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza en familia o con amigos. Desde el Mirador de Pinos Altos, se puede disfrutar de unas vistas espectaculares de los bosques y montañas que rodean la zona, un lugar que invita a la contemplación y a la paz interior.
La gastronomía de Castrillón es otro de los grandes atractivos de la región. Aquí, los platos a base de bacalao son una delicia que no se puede dejar de probar, preparados con recetas tradicionales que realzan el sabor del pescado. El mejillón, fresco y sabroso, es otro de los productos estrella de la cocina local, servido en tapas o en platos más elaborados que reflejan la riqueza del mar Cantábrico. Las tapas, en general, son una parte fundamental de la experiencia gastronómica en Castrillón, permitiendo a los visitantes degustar una variedad de sabores en pequeñas porciones, ideales para compartir y descubrir la diversidad culinaria de la región.
Este concejo asturiano es un lugar donde se puede disfrutar tanto de la tranquilidad del mar como de la riqueza cultural que caracteriza a esta hermosa región de España.