En el corazón del Principado de Asturias, el concejo de Parres se presenta como un destino de belleza natural y riqueza histórica, ofreciendo a los visitantes una inmersión completa en la esencia de la región. Su entorno montañoso, fluvial y cultural proporciona una experiencia única que cautiva tanto a los amantes de la naturaleza como a los interesados en la historia y la arquitectura.
La Sierra del Sueve, una impresionante cadena montañosa que define el paisaje de Parres, es hogar del Picu Pienzu, la cumbre más alta de la sierra. Desde esta elevación, se pueden disfrutar de vistas panorámicas inigualables que se extienden hasta la frontera con Colunga. La grandeza del Picu Pienzu, con sus cumbres elevadas y su entorno montañoso, ofrece un telón de fondo majestuoso para la exploración y la contemplación.
El concejo está atravesado por dos ríos emblemáticos: el Río Piloña y el Río Sella. El Río Piloña, que divide el concejo de oeste a este, y el Río Sella, que es el más caudaloso y separa Cangas de Onís y Parres, son elementos cruciales del paisaje. La desembocadura del Sella en el mar Cantábrico es un punto destacado, donde el río encuentra su fin en una confluencia con el océano, creando un escenario natural espectacular que combina el flujo del agua dulce con el mar abierto.
En el ámbito arquitectónico y cultural, Parres se destaca por una serie de edificaciones históricas que reflejan la riqueza y diversidad de su herencia. La Iglesia de San Antonio de Nevares, construida en el siglo XVII, es un ejemplo magnífico del estilo barroco asturiano. Su fachada adornada con un imponente escudo representa la opulencia y el arte religioso de la época, mientras que su interior ofrece una serie de detalles decorativos que capturan el esplendor del barroco. La grandiosidad del templo se manifiesta en sus columnas y detalles ornamentales, que evidencian el gusto por la extravagancia y la riqueza artística del periodo.
No menos significativa es la Iglesia de San Juan, de estilo barroco y construida en el siglo XVIII. Este templo se distingue por sus pinturas interiores que enriquecen el espacio con un toque artístico único. Las obras, que adornan sus muros y techos, revelan la maestría de los artistas de la época y aportan una dimensión visual que complementa la majestuosidad del edificio. La iglesia no solo es un lugar de culto, sino también un testimonio de la evolución del arte y la arquitectura religiosa en Asturias.
El Palacio de Nevares, con su torre que data del siglo XVI, es otro ejemplo sobresaliente de la arquitectura señorial asturiana. Este edificio, que ha sido objeto de reformas en los siglos XVIII y XIX, combina elementos de diseño de diferentes épocas, reflejando la evolución de las tendencias arquitectónicas a lo largo del tiempo. Su estructura imponente y su elegancia subrayan el prestigio de la familia noble que lo habitó y su papel en la historia local.
La Iglesia de San Martín de Escoto es una de las joyas arquitectónicas de Parres, mostrando una evolución estilística que abarca desde el prerrománico hasta el románico y el gótico. Este templo, que data de los siglos IX al XV, presenta una amalgama de estilos que reflejan los cambios en la arquitectura religiosa a lo largo de los siglos. Su desarrollo arquitectónico es un testimonio de la influencia de diferentes periodos históricos y la adaptación de las técnicas constructivas a lo largo del tiempo.
La Iglesia de San Miguel de Cofiño, con su estilo popular y románico, añade una dimensión adicional al patrimonio religioso del concejo. Construida en el siglo XVIII, esta iglesia destaca por sus capillas añadidas y su diseño que refleja una mezcla de influencias locales y tradicionales. La simplicidad de su arquitectura contrasta con la riqueza decorativa de otras iglesias en la región, ofreciendo una perspectiva única sobre la diversidad del patrimonio eclesiástico de Parres.
El Palacio de Robledo y La Casona, ambos del siglo XVI y con influencias góticas y barrocas respectivamente, añaden un toque de historia rural y nobleza a la región. La Casona Valle, con su estilo montañés del siglo XX y detalles neomudéjares, refleja la evolución arquitectónica más reciente del concejo. La Casa de Ángel Pando, decorada y con una puerta distintiva, destaca como una joya del siglo XVI.
El Parque de La Llera, ubicado en Arriondas, es un espacio natural que ofrece un respiro verde y tranquilizante en medio del bullicio de la vida diaria. La Plaza Venancio Pando, tanto en su papel como punto de encuentro como en su función administrativa al albergar el Ayuntamiento de Parres, es un centro neurálgico de la vida local.
No se puede olvidar el Descenso Internacional del Sella, celebrado en Arriondas, que se erige como uno de los eventos más emblemáticos y emocionantes de la región. Este festival anual, que tiene lugar en el mes de agosto, no solo es una competencia deportiva de renombre, sino también una celebración vibrante de la cultura y la tradición asturiana.
El evento consiste en una carrera de piragüismo que recorre los sinuosos cauces del río Sella, ofreciendo a los participantes una experiencia emocionante mientras navegan por sus aguas cristalinas y disfrutan de los paisajes naturales que rodean el río. La competencia atrae a deportistas de todo el mundo, desde profesionales hasta aficionados, quienes buscan desafiarse a sí mismos en este desafiante recorrido de aproximadamente 20 kilómetros, que se extiende desde Arriondas hasta la costa en Ribadesella.
Pero el Descenso Internacional del Sella no es solo una prueba de resistencia y habilidad; es también una fiesta que transforma Arriondas en un bullicioso centro de actividades. Los visitantes pueden disfrutar de una serie de eventos paralelos, que incluyen música en vivo, danzas tradicionales y celebraciones que reflejan el espíritu festivo de la región. Los bares y restaurantes locales se llenan de vida, ofreciendo tapas y comidas tradicionales mientras los espectadores y competidores celebran el final de la carrera.
Además de la emoción de la competencia y la alegría de las festividades, el evento proporciona una oportunidad para que los visitantes se sumerjan en la cultura local. La festividad permite experimentar de primera mano las tradiciones asturianas, desde la música folclórica hasta la gastronomía regional, y fomenta un sentido de comunidad y camaradería entre los participantes y los residentes.
Desde las cumbres del Picu Pienzu hasta las iglesias y palacios históricos, cada rincón de Parres ofrece una experiencia única que invita a explorar y apreciar la esencia de Asturias.