En el corazón del Principado de Asturias se encuentra Piloña, un concejo que combina a la perfección la belleza natural y el rico patrimonio histórico. Atraviesa esta tierra el río Piloña, que serpentea por el valle, ofreciendo un paisaje verde y exuberante, mientras define la geografía y el entorno natural del concejo. Su curso, sereno y majestuoso, es fundamental para la vida de la región y proporciona un telón de fondo pintoresco para las exploraciones locales.
Piloña no solo se distingue por su naturaleza, sino también por su legado histórico. La Iglesia de Santa María de Villamayor, erigida en el siglo XIV, es un destacado ejemplo del románico benedictino en la región. Este templo, con su arquitectura austera y solemne, refleja la profunda espiritualidad de la época medieval y sigue siendo un importante centro de devoción y cultura local. Cada piedra de esta iglesia cuenta la historia de la fe y la vida comunitaria de siglos pasados, haciendo de ella un punto de interés imprescindible para los amantes de la historia y la arquitectura religiosa.
El Palacio del Marquesado de Vistalegre, del siglo XVIII, es otro tesoro arquitectónico que adorna el paisaje de Piloña. Con su elegante diseño neoclásico barroco, el palacio destaca por su imponente fachada y sus detalles ornamentales que evocan la opulencia de la aristocracia de la época. Su presencia en el concejo no solo añade un toque de distinción a la región, sino que también ofrece una ventana a la historia de los marqueses que una vez lo habitaron, reflejando el esplendor y la sofisticación de la nobleza asturiana del siglo XVIII.
No muy lejos se encuentra la Casa y Torre de la familia Villa, una construcción del siglo XVI que destaca por su estilo historicista. Este edificio, con su elegante torre y su arquitectura distintiva, representa un testimonio de la riqueza y el estatus de sus antiguos propietarios. La casa y su torre han sido testigos de la evolución de la región a lo largo de los siglos, y su preservación permite a los visitantes apreciar la fusión de estilos y la historia que define a Piloña.
El Balneario de Borines, del siglo XIX, es conocido por sus aguas medicinales y sigue siendo un lugar de bienestar y relajación. Las propiedades terapéuticas de sus aguas han atraído a visitantes en busca de curación y rejuvenecimiento durante más de un siglo, convirtiendo al balneario en un refugio apreciado tanto por locales como por turistas que buscan una experiencia de salud y descanso en un entorno natural idílico.
Los paisajes de Piloña están dominados por un majestuoso relieve montañoso que ofrece una variedad impresionante de oportunidades para los amantes de la naturaleza y el senderismo. La Sierra de Tameces, con su imponente Pico Cunio, es un ejemplo destacado de la grandiosidad natural de la región. Este macizo montañoso no solo proporciona un terreno desafiante para los excursionistas, sino que también ofrece vistas panorámicas que permiten apreciar la vasta extensión de verde que caracteriza a Piloña. El Pico Cunio, con sus elevadas cumbres, actúa como un mirador natural desde el cual se pueden contemplar los bosques y valles que se extienden a lo lejos, ofreciendo una experiencia visual sobrecogedora.
No menos impresionante es la Sierra del Sueve, una cordillera que se eleva con elegancia sobre el paisaje asturiano. Esta sierra, conocida por sus formaciones rocosas y su biodiversidad, presenta una serie de rutas de senderismo que serpentean a través de sus laderas, permitiendo a los visitantes explorar su rica flora y fauna. Las vistas desde la Sierra del Sueve son igualmente espectaculares, con panorámicas que abarcan el horizonte, revelando un tapiz de paisajes montañosos, valles verdes y el brillante azul del mar Cantábrico en la distancia.
El Pico Vízcares, la elevación más alta de Piloña, se erige como un desafío formidable para los entusiastas del senderismo. Alcanzar la cumbre de Vízcares no solo exige resistencia y habilidades de montañismo, sino que también recompensa a quienes se aventuran con vistas impresionantes que abarcan el paisaje circundante. Desde su punto más alto, los excursionistas pueden disfrutar de una vista sin igual del concejo, con sus ríos serpenteantes, sus bosques densos y las otras montañas que conforman el impresionante horizonte de Piloña. La subida al Pico Vízcares es una experiencia que combina la prueba física con la recompensa visual, capturando la esencia de la belleza natural de la región en su máxima expresión.
Estas formaciones montañosas no solo definen el paisaje geográfico de Piloña, sino que también crean un entorno vibrante para la exploración y el disfrute de la naturaleza. Cada sierra y pico ofrece un escenario único, enriqueciendo la experiencia de quienes buscan sumergirse en la tranquilidad y la majestuosidad de los espacios naturales asturianos.
En la Sierra de Grandasllanas, el Cerro del Rosellón se alza con más de mil metros, proporcionando un mirador natural sobre el paisaje circundante, mientras que la Sierra de Bedular, con el pintoresco Pico Peña Ñiaño, contribuye con sus mil metros de altura a la diversidad geográfica de la región. Estos picos y sierras, junto con los ríos Espinaredo y Valle, que son afluentes del Piloña, crean un entorno vibrante y variado para la exploración al aire libre.
Los visitantes también pueden disfrutar de la riqueza arqueológica y cultural de Piloña. La Cueva del Sidrón, con su arte rupestre prehistórico, ofrece una conexión fascinante con los primeros habitantes de la región y sus expresiones artísticas primitivas. El Santuario de La Virgen de la Cueva, del siglo XVI, es un lugar de devoción popular que continúa atrayendo a peregrinos y visitantes con su historia religiosa y su atmósfera sagrada.
El Palacio de Sorribes, con su arquitectura palaciega del siglo XVIII, añade un toque de elegancia al paisaje cultural de Piloña. Su imponente presencia refleja el estilo y la influencia de la época, y su historia contribuye a la rica narrativa del concejo.
El pequeño pueblo de Villamayor, una joya dentro del concejo de Piloña, y el arroyo Valomero complementan la belleza natural y el patrimonio histórico de la región. Con su arquitectura tradicional y sus encantadores paisajes, Villamayor ofrece una experiencia auténtica y pintoresca para quienes buscan sumergirse en la esencia de Asturias.