Candeleda, un encantador municipio situado en la provincia de Ávila, en el corazón de la Sierra de Gredos, es un destino que ofrece una mezcla perfecta de belleza natural, historia rica y actividades al aire libre. Rodeada de montañas imponentes, paisajes espectaculares y un entorno idílico, Candeleda se ha convertido en un lugar ideal para los amantes de la naturaleza y los deportes.
Enclavado en las impresionantes montañas de la Sierra de Gredos, el Parque Deportivo Natural "Candeleda-Gredos" emerge como un espacio donde la naturaleza y el deporte se fusionan en una danza perfecta. Este parque no solo busca dar a conocer la riqueza natural de Candeleda, sino también ofrecer a turistas y amantes del deporte una variedad de actividades durante todo el año. Desde senderismo en primavera hasta esquí en invierno, Candeleda se convierte en un destino ideal para quienes buscan aventuras al aire libre y un contacto profundo con la naturaleza. La innovadora APP del parque, disponible tanto en Google Play como en Apple Store, proporciona información vital sobre rutas, actividades y lugares de interés, haciendo que cada visita sea una experiencia memorable.
Candeleda no solo ofrece actividades deportivas, sino también un viaje fascinante a través de su rica historia y cultura. Uno de los lugares más emblemáticos es el Santuario Nuestra Señora de Chilla, una pequeña ermita que se encuentra en la falda de la Sierra de Gredos. Este lugar, accesible por una carretera vecinal, no solo es un refugio espiritual, sino que también está impregnado de leyendas que cautivan a quienes lo visitan. Se cuenta que la Virgen María se apareció a un pastor llamado Finardo, y tras devolverle la vida a su cabra, le pidió que levantara una iglesia en su honor. La construcción de la ermita, que data del siglo XVIII, alberga una hermosa talla de la Virgen y paneles de cerámica que relatan esta historia conmovedora del siglo XIV.
Candeleda también es el hogar del Castro Celta de El Raso, uno de los yacimientos célticos más significativos de la Península Ibérica, que data de la II Edad de Hierro. Reconocido como Bien de Interés Cultural, este sitio es un testimonio viviente de la historia y la cultura celta que una vez florecieron en la región. Al recorrer sus antiguas ruinas, uno no puede evitar sentir una conexión con las generaciones pasadas que habitaron esta tierra.
No muy lejos, el Embalse de Rosarito espera a los visitantes con su serena belleza. Este embalse, situado en la cuenca hidrográfica del Tajo, no solo es vital para la regulación del agua en la región, sino que también es un refugio para la fauna local. La observación de aves es una actividad popular aquí, especialmente durante la migración de la grulla común, haciendo de este lugar un paraíso para los amantes de la naturaleza.
Los entusiastas del golf encontrarán su lugar en el Campo de Golf Municipal El Manchón. Situado en el Valle del Tiétar, entre Candeleda y Madrigal de la Vera, este campo de golf ofrece una experiencia inigualable, rodeado de paisajes impresionantes y un clima cálido. A tan solo 180 km de Madrid, se ha convertido en un destino ideal para escapadas de fin de semana, donde tanto jugadores experimentados como principiantes pueden disfrutar de sus instalaciones. La combinación de la belleza natural y la posibilidad de jugar en un entorno tan espectacular hace que cada partido sea memorable.
Candeleda también cuenta con una rica herencia cultural, visible en su Judería. La influencia del judaísmo en la localidad, particularmente durante la Edad Media, ha dejado una huella indeleble en la comunidad. La judería, con sus calles empedradas y arquitectura tradicional, narra la historia de una comunidad que, a pesar de las adversidades, prosperó en el comercio y la artesanía. Sin embargo, la llegada de la Santa Inquisición marcó el inicio de la desaparición de esta comunidad, transformando lentamente su legado en parte de la memoria colectiva de Candeleda.
Hoy en día, la Casa de la Judería se ha restaurado y se ha convertido en un centro cultural donde se celebran exposiciones y se narra la historia de esta comunidad. La mezcla de pasado y presente se entrelaza en sus paredes, ofreciendo a los visitantes una visión de la diversidad cultural que caracteriza a Candeleda.
Entre las paradas imperdibles se encuentra el Museo del Juguete de Hojalata, un verdadero tesoro de la nostalgia. Este museo, que alberga más de dos mil juguetes de hojalata, ofrece una ventana a la infancia de generaciones pasadas. Desde trenes hasta figuras de acción, cada juguete cuenta una historia, recordando a los visitantes la alegría de la infancia. Es un lugar donde tanto adultos como niños pueden disfrutar y aprender sobre la historia de los juguetes que han marcado épocas.
La riqueza natural de Candeleda no se limita a sus paisajes; también incluye sus gargantas, pozas y piscinas naturales. La Garganta de Santa María, famosa por sus aguas cristalinas que fluyen desde las cumbres de la Sierra de Gredos, es un destino popular en verano. Los charcos de Palomas y Carreras se convierten en lugares de encuentro para los locales y turistas que buscan refrescarse en un entorno natural. A lo largo de estas gargantas, se ha construido el Paseo Fluvial de la Garganta de Santa María, un sendero que permite a los visitantes disfrutar de vistas panorámicas y una experiencia cercana a la naturaleza.
Más al oeste, la Garganta de Chilla, la Garganta de Tejea y la Garganta de Alardos ofrecen más oportunidades para explorar y maravillarse con la belleza del agua que serpentea por el paisaje. Los numerosos arroyos y manantiales que brotan de esta tierra son el hogar de una biodiversidad rica, convirtiendo a Candeleda en un destino ideal para los amantes de la naturaleza y la fotografía.
Candeleda es un destino que promete cautivar a cada visitante con su combinación única de naturaleza, historia y cultura. Desde sus impresionantes paisajes y actividades deportivas hasta sus sitios históricos y su rica herencia cultural, cada rincón de esta localidad es una invitación a explorar, aprender y disfrutar. Así que, si estás planeando una visita a Candeleda, no olvides llevar tu cámara y tu espíritu aventurero, porque cada momento en esta tierra es un recuerdo que durará para siempre.