Besalú, un encantador municipio situado en la comarca de la Garrotxa, fue el destino de mi día de turismo. Este pintoresco pueblo me cautivó con su rica historia y su impresionante arquitectura.
Mi primera parada fue en el Carrer Bernat Tallaferro, una calle que existe desde la época romana y conserva su encanto original. Recorrer esta calle fue como viajar en el tiempo, con sus porches y edificios notables que datan del siglo IX. La arquitectura románica y gótica se fusiona en este lugar, con edificios que descansan sobre capitales. El Carrer Bernat Tallaferro es un verdadero tesoro arquitectónico en Besalú.
Luego, visité Can Figueres, un edificio destacado en el municipio. Esta casa, construida en el siglo XIII, presenta una arquitectura que combina elementos románicos y góticos. Sus detalles incluyen edificios de piedra tallada y arcos rebajados que reposan sobre capitales. Can Figueres es una muestra impresionante de la historia y la artesanía arquitectónica de Besalú.
No podía perderme el monasterio de Sant Pere de Besalú, situado en el centro histórico. Aunque solo queda la iglesia del antiguo monasterio, es una joya arquitectónica. Construida en los siglos X y XII, presenta un estilo románico destacado. Además, su campanario muestra influencias de la arquitectura barroca. La ubicación en la Plaça de Sant Pere le brinda un entorno histórico encantador.
Continué mi recorrido por Besalú hasta llegar al Jardí històric de Santa Anna, un hermoso jardín ubicado en el turó del castell. Este jardín, construido en los siglos IX y X, alberga las ruinas del antiguo castillo y la iglesia de Santa Maria. Es un lugar tranquilo y pintoresco donde pude disfrutar de la belleza del entorno.
Por supuesto, no podía dejar de visitar el castillo comtal de Besalú, construido en la cima del turó. Esta imponente estructura medieval, con su primera mención escrita en 957, es una muestra impresionante de la arquitectura de la época. Su presencia domina el paisaje y cuenta historias de tiempos pasados.
Continué mi visita en Besalú explorando más de sus destacados lugares. Uno de ellos fue el Pont de Besalú, un puente románico que atraviesa el río Fluvià. Construido entre los siglos XII y XIV, este puente de arcos es un testimonio impresionante de la arquitectura románica. Hecho de piedra, el Pont de Besalú es una obra maestra que combina funcionalidad y belleza.
Luego, me dirigí a la iglesia de Santa Maria de Besalú, declarada bien cultural de interés nacional. Aunque solo queda parte de la cabecera de la iglesia, es un lugar de gran importancia histórica. Esta iglesia del siglo XII, ubicada dentro del recinto del antiguo castillo comtal, exhibe un estilo arquitectónico románico distintivo. La presencia de Santa Maria de Besalú es un recordatorio del legado religioso de la región.
No podía dejar de visitar la Casa de la Vila, un edificio destacado en el municipio. Esta casa consistorial, construida en el siglo XIV, presenta una fusión de estilos arquitectónicos románico y gótico. Su ubicación en la Plaça de la Llibertat añade encanto al centro de Besalú. La Casa de la Vila es un símbolo del gobierno local y una muestra de la evolución arquitectónica a lo largo de los siglos.
Finalmente, tuve la oportunidad de explorar la sinagoga de Besalú, un conjunto arqueológico situado en el Carrer del Prat. Esta sinagoga medieval, construida en el siglo XII, es uno de los pocos conjuntos sinagogales que se conservan en Europa. Su estilo arquitectónico románico y su ubicación histórica la convierten en un lugar de gran interés cultural.
Besalú me fascinó con su patrimonio arquitectónico y su rica historia. Cada rincón de este municipio tiene una historia que contar y ofrece una experiencia única para los amantes de la arquitectura y la cultura.