En la encantadora localidad de A Pontenova, en la pintoresca comarca de A Mariña Oriental, los ríos Eo y Judán se entrelazan como hilos de vida, otorgando una serenidad única a este pintoresco municipio. Las aguas del río Eo, en particular, brindan un escenario de belleza indescriptible, especialmente en la playa fluvial de Salmeán, donde una pasarela serpenteante sobre el río permite a los visitantes adentrarse en la naturaleza y sumergirse en la frescura de sus aguas. Aquí, cada rayo de sol parece bailar sobre la superficie del agua, creando un espectáculo de luz y sombra que invita a la contemplación y la relajación. Por otro lado, la playa fluvial de O Fondón es un verdadero oasis de tranquilidad, rodeado de un exuberante bosque ribereño que brinda sombra y frescor en los días calurosos de verano, convirtiéndose en el refugio perfecto para escapar del bullicio de la vida cotidiana y conectar con la naturaleza en su estado más puro.
En el ámbito religioso, A Pontenova guarda tesoros arquitectónicos que narran siglos de historia y devoción. La imponente Iglesia de Santa María en Conforto, con su elegante estructura de piedra y sus detalles ornamentales, es un testimonio de la fe arraigada en la comunidad local a lo largo de los años. Del mismo modo, la modesta Capilla de San Pedro en Saldoira, con su encanto rústico y su ambiente sereno, invita a la reflexión y la contemplación, recordando a los visitantes la importancia de la espiritualidad en la vida diaria. Mientras tanto, las iglesias de San Xulián en Vilaboa y San Martín en Vilaouruz, cada una con su estilo arquitectónico único y su atmósfera sagrada, son testigos silenciosos de la devoción y el fervor religioso que han perdurado a lo largo de los siglos en esta tierra de tradiciones profundas y arraigadas.
Los hornos de calcinación, vestigios del pasado minero del siglo XIX, son una ventana al pasado industrial de A Pontenova, recordando una época de actividad económica y desarrollo que dejó una marca indeleble en el paisaje y la identidad del municipio. Estas estructuras, aunque ahora en desuso, son testigos silenciosos de la laboriosa vida de los mineros y de la importancia de la minería en la historia de la región. Por otro lado, la Ruta do Muiñeiro Namorado es un sendero encantador que serpentrea a través de bosques frondosos y valles pintorescos, ofreciendo a los excursionistas la oportunidad de sumergirse en la belleza natural y la tranquilidad del entorno. Con cada paso, los caminantes se ven envueltos en un mundo de verdor y frescura, donde el murmullo del río y el canto de los pájaros crean una melodía armoniosa que acaricia el alma y rejuvenece el espíritu.
La Ruta de As Reigadas, conocida como camino de pescadores, es otro regalo de la naturaleza en A Pontenova, que permite a los visitantes explorar la rica biodiversidad de la Reserva de la Biosfera del Río Eo, Oscos y Terras de Burón. A lo largo de este sendero, los caminantes pueden admirar la exuberancia de la flora y la fauna local, mientras se sumergen en la paz y la serenidad del entorno natural. Por otro lado, la Ruta de las Minas ofrece una experiencia única para aquellos interesados en la historia industrial de la región, llevándolos a través de antiguas galerías mineras y monumentos históricos que atestiguan la laboriosa vida de los mineros y la importancia de la minería en la economía local.
La playa fluvial de O Pozo da Ola, ubicada en el corazón de A Pontenova, es un refugio de tranquilidad y frescura en los días calurosos de verano, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de refrescarse en las aguas cristalinas del río y disfrutar de un día de diversión y relax en un entorno natural privilegiado. Por su parte, el merendero de Ervelle, situado en la Ruta do Ferrocarril y cerca del Lote 2 del Coto de Pesca de A Pontenova, es el lugar perfecto para disfrutar de un picnic al aire libre mientras se contempla el paisaje idílico que rodea al municipio.
A Pontenova se erige como un tesoro oculto en la comarca de A Mariña Oriental de Lugo, donde la serenidad de los ríos Eo y Judán se entremezcla con la belleza natural de sus playas fluviales y la riqueza de su patrimonio arquitectónico y cultural. Este encantador municipio invita a los visitantes a sumergirse en un mundo de tranquilidad y serenidad, donde cada rincón revela un pedazo de historia y tradición gallega.