Turre, municipio de la provincia de Almería enclavado en el corazón del Levante Almeriense, se presenta como un destino que armoniza un rico patrimonio arqueológico y medieval con la belleza natural de Sierra Cabrera y el fértil entorno del río Aguas. Este rincón almeriense, de paisajes contrastantes y tradiciones profundamente arraigadas, invita a los visitantes a explorar su legado histórico, desde yacimientos prehistóricos hasta ermitas centenarias, mientras disfrutan de un entorno natural privilegiado que combina biodiversidad, vistas panorámicas y un ambiente rural cargado de autenticidad.
Sierra Cabrera, un paraje natural de singular biodiversidad, constituye el pulmón verde de Turre, albergando especies vegetales únicas como alcornoques centenarios, quejigos y matorrales mediterráneos, junto con fauna protegida como la tortuga mora. Sus senderos, que serpentean entre colinas y barrancos, ofrecen a los amantes de la naturaleza una oportunidad incomparable para descubrir ecosistemas bien conservados, disfrutar de la tranquilidad del entorno y maravillarse con la riqueza ecológica que define esta sierra como un tesoro del Levante Almeriense.
El Poblado de Gatas, un yacimiento argárico de la Edad del Bronce situado en Sierra Cabrera, representa una ventana al pasado prehistórico de Turre. Este asentamiento, clave para comprender la cultura de El Argar, revela detalles sobre la vida, la organización social y las prácticas funerarias de sus antiguos habitantes. Los restos arqueológicos, cuidadosamente estudiados, atraen a los apasionados por la historia antigua, ofreciendo un recorrido fascinante por uno de los enclaves más significativos de la prehistoria almeriense.
Las Ruinas de Cabrera, integradas en una zona residencial, preservan vestigios medievales de gran valor, incluyendo una muralla que rodeaba una antigua mezquita y una torre vigía del siglo XI de origen nazarí. Estos restos, testigos de la presencia islámica en la región, evocan un pasado de actividad defensiva y religiosa, invitando a los visitantes a imaginar la vida en este enclave fortificado mientras recorren un entorno que fusiona historia con la modernidad de las viviendas circundantes.
Las Ruinas de Teresa, un yacimiento multifacético, combinan restos argáricos con un acueducto medieval y los cimientos de una iglesia de 1505 erigida sobre una mezquita, abandonada tras la revuelta morisca de 1569. Este sitio, de enorme riqueza histórica, refleja la superposición de culturas que ha definido Turre a lo largo de los siglos. Su exploración permite a los visitantes adentrarse en un relato que abarca desde la prehistoria hasta el período moderno, destacando la complejidad cultural del municipio.
La Iglesia de la Purísima Concepción, bendecida en 1888 tras el colapso del templo anterior en 1859, impresiona por su ecléctica combinación de estilos neogótico y mudéjar. Su cúpula octogonal y tallas como la de San Juan Evangelista, de gran valor artístico, convierten este templo en el corazón espiritual de Turre. Los visitantes pueden admirar su arquitectura, que refleja la resiliencia de la comunidad, y sumergirse en un espacio que ha sido testigo de la vida religiosa y social del municipio durante más de un siglo.
La Ermita de San Francisco de Asís, de mampostería histórica y origen incierto, posiblemente construida sobre una mezquita, destaca por su nave rectangular, contrafuertes y una espadaña añadida posteriormente. Este pequeño templo, de carácter austero pero cargado de historia, simboliza la devoción de los habitantes de Turre. Su visita permite a los viajeros conectar con el pasado religioso del municipio y apreciar la simplicidad de su diseño, que contrasta con la riqueza cultural que representa.
La Ermita de la Purísima Concepción, situada en la pedanía de La Carrasca y construida en 1889 gracias a la colecta de los vecinos, ostenta un profundo valor sentimental para la comunidad. Sus contrafuertes y su ubicación rural la convierten en un lugar de peregrinación y encuentro, donde la fe y la tradición se entrelazan. Los visitantes pueden experimentar la calidez de esta ermita, que refleja el esfuerzo colectivo y el arraigo de los habitantes de La Carrasca a sus creencias y su identidad.
El río Aguas, un oasis agrícola que atraviesa Turre, define el paisaje fértil del municipio con sus riberas pobladas de adelfas, álamos y nogales. Este cauce, que crea un hábitat húmedo en contraste con el entorno árido, ofrece un espacio ideal para paseos tranquilos y la observación de la flora y fauna locales. Su influencia en la agricultura y su belleza natural convierten al río en un atractivo para quienes buscan disfrutar de la serenidad y el verdor de un entorno rural almeriense.
El Cortijo Grande, una urbanización turística de estilo neoárabe, combina la estética tradicional de la región con las comodidades modernas, atrayendo a visitantes que buscan una experiencia residencial inmersa en el encanto de Turre. Este desarrollo, impulsado por el turismo, respeta la arquitectura local con sus formas y colores, ofreciendo un contraste entre la modernidad y la herencia cultural, y convirtiéndose en un punto de interés para quienes exploran las transformaciones contemporáneas del municipio.
La Cueva de las Palomas, un yacimiento paleolítico con evidencias de los primeros habitantes de Turre, proporciona un testimonio fascinante de la ocupación humana en la región durante la prehistoria. Los restos encontrados en esta cueva, accesibles para estudios arqueológicos, permiten a los visitantes imaginar la vida de las comunidades que habitaron estas tierras hace miles de años, añadiendo una dimensión profunda al rico tapiz histórico del municipio.
Los Murtales, un área de Sierra Cabrera caracterizada por la repoblación de pinos carrascos y matorrales mediterráneos como retamares y tomillares, ofrece un paisaje natural de gran belleza. Este enclave, ideal para caminatas y actividades al aire libre, combina la frescura de los pinares con la rusticidad del matorral, invitando a los visitantes a explorar la diversidad ecológica de Turre y a disfrutar de un entorno que refleja el equilibrio entre la intervención humana y la naturaleza.
El Mirador de la Mezquita, situado en el Cerro de la Mezquita a 962 metros de altura, regala vistas panorámicas espectaculares de Sierra Cabrera y los paisajes circundantes. Este punto elevado, accesible para los senderistas, es perfecto para contemplar la inmensidad del Levante Almeriense, desde las cumbres montañosas hasta las llanuras agrícolas. Su ubicación estratégica y su belleza natural lo convierten en un destino imprescindible para quienes buscan capturar la esencia de Turre desde las alturas.
Lugares de interés del municipio y alrededores: Sorbas, Carboneras, Vera, Bédar, Los Gallardos, Mojácar.
Turre logra una sólida puntuación de 6.9 en popularidad y encanto para turistas en MasterGuest.