Cuenca, capital de la provincia homónima en Castilla-La Mancha, es un municipio que deslumbra por su casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad. Enclavado entre las hoces de los ríos Huécar y Júcar, su paisaje urbano combina casas colgadas al borde de acantilados con una catedral gótica y restos andalusíes. Con museos de arte contemporáneo, plazas históricas y tradiciones como la Semana Santa, Cuenca ofrece una experiencia única donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan en un entorno espectacular.
Las Casas Colgadas, icono de Cuenca, son viviendas del siglo XV que se asoman vertiginosamente a la hoz del Huécar. Estas construcciones, con balcones de madera suspendidos sobre el abismo, albergan el Museo de Arte Abstracto Español, que exhibe obras de artistas como Chillida y Tàpies. Su arquitectura singular y su ubicación en el casco antiguo las convierten en un símbolo de la ciudad, atrayendo a visitantes que buscan admirar su audacia constructiva y el arte contemporáneo en un marco histórico.
La Catedral de Cuenca, iniciada en el siglo XII, es una joya del gótico temprano con influencias románicas. Su fachada, reconstruida tras un derrumbe, y el arco renacentista de Jamete destacan por su elegancia, mientras que las vidrieras contemporáneas aportan un toque moderno. Situada en la Plaza Mayor, esta catedral es un hito del casco antiguo, con un interior que combina bóvedas ojivales y capillas decoradas, invitando a explorar su riqueza artística y su papel en la historia conquense.
El Puente de San Pablo, construido en el siglo XX con hierro y madera, ofrece vistas panorámicas inigualables de las Casas Colgadas y la hoz del Huécar. Este puente, que conecta el casco antiguo con el Convento de San Pablo, es un lugar emblemático para pasear y fotografiar el paisaje rocoso que define Cuenca. El Convento de San Pablo, un edificio gótico del siglo XVI transformado en parador de turismo, alberga el Espacio Torner y brinda vistas espectaculares, reforzando el encanto natural del entorno.
La Torre de Mangana, situada en el solar del antiguo alcázar andalusí, es un símbolo del casco antiguo y un reloj histórico que marca el ritmo de Cuenca. Su estructura, reconstruida en el siglo XX, evoca el pasado defensivo de la ciudad, con vistas al castillo y las hoces. El Castillo, con ruinas andalusíes que incluyen un torreón y el arco de Bezudo, completa el legado fortificado, ofreciendo un vistazo a la Cuenca medieval desde su posición elevada en el cerro.
La Plaza Mayor, corazón urbano del casco histórico, está rodeada de edificios emblemáticos como el Ayuntamiento, del siglo XVIII, con portales porticados que conectan con la calle Alfonso VIII. Esta plaza, animada por terrazas y eventos, es el punto de partida para explorar la Catedral y las calles empedradas del entorno. La Iglesia de San Pedro, del siglo XVIII, con su artesonado mudéjar y planta octogonal, añade un toque de historia, construida sobre una antigua mezquita en el punto más alto del casco antiguo.
Cuenca también cautiva por su fervor y naturaleza. La Ermita de la Virgen de las Angustias, del siglo XVIII, es un pequeño templo vinculado a las procesiones de Semana Santa, una festividad que llena las calles de devoción y tambores. La hoz del Huécar, con sus gargantas rocosas, ofrece un paisaje natural espectacular, con senderos y miradores que permiten admirar el casco antiguo desde perspectivas únicas. Con su mezcla de arte, historia y entornos naturales, Cuenca es un destino inolvidable en Castilla-La Mancha.
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Cuenca brilla con una excelente puntuación de 8.7 en popularidad y encanto para turistas en MasterGuest.