Era un hermoso día de verano cuando decidí hacer una visita a Sant Feliu de Llobregat, un encantador municipio catalán situado a orillas del río Llobregat. Con su rica historia y su ubicación pintoresca, Sant Feliu era un destino ideal para una escapada de un día.
Comencé mi recorrido por el casco antiguo de la ciudad, donde las calles empedradas y estrechas me transportaron al pasado. El carrer de Joan Maragall, con sus características originales, revelaba los primeros crecimientos de Sant Feliu a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Continué mi paseo por el carrer Sant Llorenç y el carrer d'en Serra, explorando los encantadores rincones y admirando la arquitectura tradicional.
Mi siguiente parada fue en el antiguo escorxador municipal, un edificio protegido de Sant Feliu de Llobregat. Construido en 1924 por el arquitecto Gabriel Borrell i Cardona, este edificio de estilo arquitectónico popular es un testimonio del pasado industrial de la ciudad.
Después de empaparme de la historia de la ciudad, decidí visitar el Mercat Vell, una joya de la arquitectura de hierro de Sant Feliu de Llobregat. Ubicado en una esquina de una manzana de casas, el Mercat Vell era de planta cuadrada y estaba coronado por un cimborrio cuadrado con lucernas que permitían la entrada de luz y ventilación.
Mi día en Sant Feliu de Llobregat no estaría completo sin visitar su catedral. Me dirigí a la Plaça de la Vila, donde se encuentra este impresionante edificio religioso. Construida en 1946 en estilo historicista arquitectónico, la catedral de Sant Feliu de Llobregat emanaba una sensación de grandeza y espiritualidad.
Después de maravillarme con la catedral, decidí explorar un poco de la naturaleza que rodea a Sant Feliu. Me dirigí a La Salut, una ermita y área recreativa en el Valle de Sant Feliu, dentro del término municipal. Rodeado por el Parque Natural de Collserola, este lugar ofrecía un entorno tranquilo y sereno donde podía disfrutar de la belleza natural y relajarme.
Decidí aprovechar la tarde para explorar una parte especial de Sant Feliu de Llobregat: las barraques de camp. Estas construcciones únicas se encontraban dispersas por las laderas de la Serra de Collserola, dentro del término municipal de la ciudad.
Me adentré en la zona montañosa, maravillándome con el paisaje y la belleza natural que me rodeaba. Las barraques de camp, un conjunto de ocho cabañas de forma circular o rectangular, eran representativas de un conjunto más amplio de elementos construidos con piedra seca. Estos incluían muros de protección de caminos, márgenes y elementos vegetales, todos ellos testimonios de la transformación del paisaje por parte del hombre y el aprovechamiento del territorio.
Me acerqué a una de las barraques y me quedé impresionado por su construcción. Estas cabañas, hechas enteramente de piedra sin ningún tipo de argamasa, mostraban la habilidad y el conocimiento de las técnicas tradicionales de construcción. Me pregunté cómo habría sido la vida en estas cabañas, utilizadas por generaciones anteriores como refugio o para almacenar herramientas y alimentos.