Era un soleado día cuando decidí explorar la encantadora localidad de Sant Joan de Vilatorrada, situada en la comarca del Bages, en Cataluña. Con su ubicación estratégica a solo 3 kilómetros de Manresa, esta villa histórica ofrecía una variedad de atracciones para disfrutar durante mi día de turismo.
Comencé mi recorrido ascendiendo al Collbaix, una imponente montaña de 543 metros de altura que se encuentra en Sant Joan de Vilatorrada. Esta montaña es la más alta del término municipal de Manresa y ofrece unas vistas panorámicas excepcionales del Pla de Bages. Catalogado como un gran parque según el Plan de Ordenación de Manresa, el Collbaix era un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza y realizar actividades al aire libre. Estaba rodeado por las rieras de Rajadell y Fonollosa, añadiendo un toque de belleza natural a la experiencia.
Después de disfrutar del paisaje desde lo alto del Collbaix, me dirigí hacia el centro de la villa para visitar la iglesia de Sant Joan de Vilatorrada. Esta iglesia, construida en el siglo XIX en un estilo arquitectónico ecléctico y popular, era un importante punto de referencia en la localidad. Su imponente presencia y su encanto histórico me dejaron maravillado.
Continué mi exploración hasta llegar a la Fàbrica de Cal Gallifa, un edificio emblemático de Sant Joan de Vilatorrada. Esta antigua fábrica de río textil ha sido convertida en un centro cultural y biblioteca municipal. Su ubicación en la Plaça Major le daba un ambiente animado y acogedor. Disfruté de un paseo por sus instalaciones y aproveché para sumergirme en la rica historia industrial de la región.
Mi visita coincidió con el carnaval de Sant Joan de Vilatorrada, una festividad vibrante que se celebra en febrero. Tuve la suerte de presenciar la colorida Rua, un desfile por las principales calles del pueblo encabezado por la carroza del Rey Carnestoltes. La energía contagiosa, las comparsas y las personas vestidas con los mejores disfraces crearon una atmósfera festiva. La fiesta culminó en la Plaça Major, donde la diversión continuó con música, bailes y actividades para todas las edades.
Antes de despedirme de Sant Joan de Vilatorrada, decidí visitar Joncadella, un vecindario cercano que forma parte de la entidad municipal descentralizada de Sant Martí de Torroella. Aquí se encuentra el santuario de Santa Maria de Joncadella, considerado uno de los centros de devoción mariana del Pla de Bages. Además, pude admirar un impresionante viaducto ferroviario de 25 metros de altura, que añadía un elemento arquitectónico interesante al paisaje.
Mi última parada fue la Cova de Joncadella, una cueva que albergaba la imagen de la Virgen de Joncadella. Ubicada al oeste del santuario, esta cueva, construida en el siglo XVIII en estilo barroco, era un lugar de gran importancia religiosa y espiritual para la comunidad local. Me adentré en la cueva y quedé impresionado por su belleza y serenidad. Las características arquitectónicas barrocas, como los detalles ornamentados y las pinturas en las paredes, creaban un ambiente sagrado y místico.
En ese entorno tranquilo, aproveché para reflexionar y disfrutar de un momento de paz interior. La Cova de Joncadella irradiaba una energía especial, y me sentí agradecido por haber tenido la oportunidad de visitar este lugar único.