Altea, un encantador municipio de la comarca de la Marina Baixa, es uno de los destinos más pintorescos de la Costa Blanca en la provincia de Alicante. Con su mezcla de belleza natural, arquitectura histórica y ambiente mediterráneo, Altea ha atraído a residentes y visitantes durante décadas.
Uno de los elementos más icónicos de Altea es la Iglesia de la Virgen del Consuelo, con su distintiva cúpula de azulejos azules y blancos. Este edificio neobarroco se encuentra en la Plaza de la Iglesia, que es el centro neurálgico del casco antiguo y un lugar ideal para comenzar a explorar la ciudad. Las calles adoquinadas como la Calle San Miguel y la Calle Mayor serpentean por el casco antiguo, revelando tiendas de artesanía, boutiques y restaurantes con encanto.
El casco antiguo de Altea está rodeado de murallas históricas que datan de la época medieval, y su acceso se da a través de dos puertas emblemáticas: el Portal Vell, que se encuentra junto al Portal Nou. Ambas puertas son vestigios de la villa medieval que una vez fue Altea y añaden un toque de autenticidad histórica al lugar.
Altea también es conocida por su Torre de Bellaguarda, una antigua fortaleza que se alza sobre la ciudad y que brinda impresionantes vistas panorámicas de la costa y las montañas circundantes. Esta torre es parte de la red de torres de defensa costera que solían proteger la región de incursiones piratas en los siglos pasados.
Otro lugar destacado en el casco antiguo de Altea es el Mirador del Portal Vell, un rincón pintoresco desde el cual se pueden disfrutar de vistas espectaculares del mar Mediterráneo. Los turistas y lugareños por igual se congregan aquí para contemplar los atardeceres sobre el horizonte marino.
En cuanto a la arquitectura, la Casa Cervantes, ubicada en la Calle de Santa Bárbara, es un ejemplo impresionante de la influencia mudéjar en la región. Su diseño y decoración son un recordatorio de la rica herencia cultural de Altea.
El Paseo Marítimo de Altea, conocido como el Paseo del Mediterráneo, es un lugar ideal para relajarse junto al mar y disfrutar de la brisa marina. Los restaurantes y bares a lo largo de este paseo ofrecen deliciosa comida mediterránea y bebidas refrescantes con vistas al mar.
Altea también cuenta con una serie de playas encantadoras, como la Playa Cap Blanch, la Playa de la Roda y la Playa Cap Negret. Estas playas son perfectas para tomar el sol, nadar y disfrutar de las aguas cristalinas del Mediterráneo. Además, el Puerto de Altea, con su Club Náutico Altea, agrega un toque náutico al ambiente costero de la ciudad.
Si buscas una experiencia más tranquila, el Faro del Albir es un excelente lugar para relajarse y disfrutar de las impresionantes vistas panorámicas de la costa y el Parque Natural de la Sierra Gelada.
Para aquellos interesados en explorar la vertiente religiosa y cultural de Altea, la Ermita de Sant Lluís, construida en 1946, es un sitio de importancia. También puedes visitar el Mirador de la Muralla, que ofrece vistas de la costa y la majestuosa Sierra Gelada.
Además de su belleza arquitectónica y su entorno costero, Altea también se enorgullece de su rica vida cultural y artística. A lo largo del año, el municipio acoge una variedad de eventos, incluyendo festivales de música, exhibiciones de arte y espectáculos de danza. El ambiente artístico de Altea atrae a talentosos artistas y creadores, y el municipio cuenta con una comunidad creativa y vibrante que enriquece la vida cultural de la zona. Además, los restaurantes locales ofrecen una experiencia culinaria excepcional, con una amplia gama de platos de la cocina mediterránea que deleitan a los paladares más exigentes. La combinación de arte, cultura y gastronomía en Altea hace que este rincón de la Costa Blanca sea un lugar verdaderamente especial para visitar y disfrutar.