Belmonte, en la provincia de Cuenca, es un municipio que destila historia y encanto manchego en cada rincón. Con su imponente Castillo de Belmonte como emblema, esta villa medieval forma parte de la Ruta de Don Quijote, ofreciendo un casco antiguo repleto de patrimonio gótico y mudéjar. El río Monreal y el Cerro Espartoso añaden un entorno natural que invita a pasear, mientras que la devoción a la Virgen de Gracia y el legado de Fray Luis de León refuerzan su riqueza cultural.
El Castillo de Belmonte, una fortaleza gótico-mudéjar del siglo XV, es el símbolo indiscutible de la villa. Construido por Juan Pacheco, Marqués de Villena, destaca por sus torres cilíndricas, su patio de armas y las restauraciones del siglo XIX que preservaron su esplendor. Situado en un cerro, ofrece vistas panorámicas del paisaje manchego y alberga eventos culturales, como recreaciones históricas, que atraen a visitantes interesados en la historia medieval de Castilla-La Mancha.
La Colegiata de San Bartolomé, un templo gótico del siglo XV, es una joya del casco antiguo. Su sillería del coro, tallada en el mismo siglo, y la pila bautismal usada por Fray Luis de León son elementos destacados que reflejan su importancia histórica y artística. La colegiata, con sus bóvedas de crucería y su atmósfera solemne, es un punto central para las celebraciones religiosas y una parada obligada para quienes exploran el patrimonio de Belmonte.
La Ermita de la Virgen de Gracia, construida en el siglo XIII sobre un pozo considerado milagroso, alberga la talla de la patrona de Belmonte. Este santuario, venerado por los belmonteños, es el epicentro de las fiestas patronales en septiembre, cuando la devoción se mezcla con tradiciones populares. Su ubicación, cerca del casco antiguo, y su arquitectura sencilla lo convierten en un lugar de recogimiento y un reflejo de la fe local.
La Plaza del Pilar, con sus soportales tradicionales y su fuente restaurada, es un espacio emblemático del casco antiguo. Sus pilares de agua dulce y salobre, únicos en la región, añaden un toque curioso, mientras que las vistas al colegio de los Trinitarios enriquecen el entorno. La Plaza de Correos y Telégrafos, antiguo colegio jesuítico y luego cárcel comarcal, aporta valor histórico con su sobria arquitectura, invitando a recorrer las calles llenas de historia.
El Palacio del Infante Juan Manuel, un alcázar del siglo XIV restaurado, es un punto clave de la Ruta de Don Quijote. Este edificio, ligado al noble y escritor medieval, conserva su estructura fortificada y ofrece una conexión directa con la literatura manchega. Las Murallas de Belmonte, iniciadas en 1323 por Don Juan Manuel, aún muestran tramos bien conservados, con puertas y lienzos que evocan la función defensiva de la villa en la Edad Media.
Belmonte también ofrece naturaleza y legado cultural. El Cerro Espartoso, una elevación natural, proporciona vistas panorámicas del relieve manchego, ideal para caminatas. El río Monreal, que cruza el municipio, crea un paisaje ribereño perfecto para paseos tranquilos. La Estatua de Fray Luis de León homenajea al poeta humanista nacido en Belmonte, mientras que el Hospital de San Andrés, en ruinas desde los años 1970, y la Ruta de Don Quijote completan un destino donde historia, literatura y paisajes se entrelazan.
Lugares de interés cercanos: Las Pedroñeras, Monreal del Llano, Tresjuncos, El Pedernoso, Villaescusa de Haro, Rada de Haro, Fuentelespino de Haro, Osa de la Vega.
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